
Una noche de verano
paseaba en un jardín,
a la vera de un rosal
con mi vestido de gala
mi sombrero cordobés,
te esperaba ilusionada,
para besarte y amarte
y darte felicidad.
Me vieras tan elegante
y bajo el ala de aquel sombrero,
me besaras con pasión y
me dijeras ¡te quiero!
La noche era calurosa
típica de mi Andalucía,
un abanico gigante
bordado en rosas y claveles,
me enviaba un fresquito
con aroma a dulce brisa.
Con su magia el abanico
balanceaba su hoja,
parecía media luna,
entre rosas y claveles aquella hoja
se mecía sobre mi cara,
yo me sentía en la gloria.
Yo seguía esperándote
con cariño y mi alegría,
la espera no me importaba
en aquella noche mágica de verano,
te seguía aguardando abanicándome
y muy enamorada.
Rosario Ayllón.
Poetisa - 2009
paseaba en un jardín,
a la vera de un rosal
con mi vestido de gala
mi sombrero cordobés,
te esperaba ilusionada,
para besarte y amarte
y darte felicidad.
Me vieras tan elegante
y bajo el ala de aquel sombrero,
me besaras con pasión y
me dijeras ¡te quiero!
La noche era calurosa
típica de mi Andalucía,
un abanico gigante
bordado en rosas y claveles,
me enviaba un fresquito
con aroma a dulce brisa.
Con su magia el abanico
balanceaba su hoja,
parecía media luna,
entre rosas y claveles aquella hoja
se mecía sobre mi cara,
yo me sentía en la gloria.
Yo seguía esperándote
con cariño y mi alegría,
la espera no me importaba
en aquella noche mágica de verano,
te seguía aguardando abanicándome
y muy enamorada.
Rosario Ayllón.
Poetisa - 2009
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